domingo, 23 de agosto de 2009

La tragicomica afirmación




Morphine - Yes (1994)




Yes es un disco de canciones simples, pero efectivas. Canciones que son una oda a la lujuria y a épocas pasadas. Canciones que pudieron salir de la mano de uno que otro melancólico de turno, pero que se ahogan de un espíritu hereje y solemne. Canciones solitarias que se contagian de vez en cuando con cierta alegría más provista de una fiesta ska que de un bar de viejos verdes y otras (en mayor medida) de una que otra fiesta con un vaso de whisky en la mano al ritmo de Miles Davis convertido a músico de blues. Bueno, hay un poco de todo lo dicho anteriormente, pero más vale profundizar en la banda y su obra en si.
Yes es el tercer disco de Morphine, banda que supo construir con pocas vueltas su propio sonido, valiéndose de recursos tales como un bajo, un saxo barítono y una batería solamente (En sus discos posteriores al que nos compete utilizarían otros recursos desde ya), canciones redondas y heterogéneas, con una infinidad de sensaciones de por medio, y una amalgama entre el jazz, el blues y el rock claro. Pero para sorpresa de muchos, la banda da un paso adelante y suena original, al punto de dar vergüenza a más de uno por lo simple, pero efectiva de la propuesta. Mark Sandman, bajista y líder del proyecto, los llegaría a rotular como Low rock. Sin embargo, creo que en particular este disco el término no va del todo bien. En primer lugar, el disco aunque tiene una importante cuota de canciones de ese tipo, la banda mueve un poco más los tornillos y logra magia, especialmente en el tema que abre el disco, Honey White, con el saxo virtuoso de Dana Colley, logrando una melodía bien pegajosa y contagiosa que puede despistar a más de uno del rumbo del disco. Otros ejemplos serian Radar en mi opinión otro pico alto del disco y la mixtura entre locura rutera y scatting de Sharks. Pero Honey White se lleva la corona. ¿Y los otros temas? Bueno, la verdad que son bastante parejos. Whisper es un temazo, con un estribillo que no me lo puedo despegar, algo cargada de esa sana melancolía de siempre o super sex con la genialidad de dos saxos tocados a la vez. Gone For Good, seria la balada folk que cierra el disco. Tranquilamente Johny cash la pudo haber escrito, pero dejémoslo descansar en paz de una vez a un grande. Y Mark Sandman? Encaja a la perfección con su voz desganada y su excelente trabajo en el bajo. ¿Necesito hablar más de este disco? Ni las palabras ayudan. Escúchenlo y disfruten de una fiesta con whiscacho en mano. Si son agretas, ustedes se lo pierden.


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